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La arena de sílice, también conocida como arena de cuarzo, arena blanca o arena industrial, se compone de dos elementos principales: sílice y oxígeno. En concreto, la arena de sílice está formada por dióxido de silicio (SiO2). La forma más común de SiO2 es el cuarzo, un mineral químicamente inerte y relativamente duro.
Su alto contenido de dióxido de silicio, que suele rondar el 95%, garantiza que sea químicamente inerte, lo que la hace más resistente que la arena normal. Además, el alto punto de fusión y el bajo coeficiente de expansión térmica de la arena de sílice la convierten en un material ideal para diversas industrias, desde la fabricación de vidrio hasta la construcción
Los minerales de sílice cuando son puros son incoloros y transparentes y tienen un brillo vítreo. Son no conductores de electricidad y son diamagnéticos. Todos son duros y fuertes y fallan por fractura frágil bajo una tensión impuesta. En la Tabla se comparan algunas propiedades físicas importantes de los minerales de sílice.
La arena de sílice puede variar desde casi transparente hasta un gris más oscuro. Es un polvo inodoro que puede causar irritación en la piel o los ojos al contacto. La inhalación de arena de sílice también irritará las vías respiratorias
Uno de los usos más comunes de la arena de sílice es en la filtración de agua, ya sea procesando agua de pozo o filtrando el agua del grifo. Debido a su forma y tamaño uniformes, la arena de sílice es un lecho de filtración eficaz que elimina constantemente los contaminantes del agua. Además, no se degrada cuando se expone a productos químicos ácidos.